En la zona núcleo, se estima un rinde promedio de apenas 15 quintales por hectárea, con pisos de 5 quintales en planteos de segunda. Además, se advierten problemas de granos chuzos y verdes, y vainas vanas, que significan menos valor comercial.


La cosecha de soja dio inicio en la zona núcleo y los datos que surgen de los monitores empeoran hasta los peores presagios.

Según la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), un ejemplo es Corral de Bustos, en el sudeste de Córdoba, donde los primeros lotes mostraron rendimientos de apenas entre 10 y 15 quintales por hectárea (qq/ha).


Se trata de sojas de primera que se arrebataron por las altas temperaturas de las últimas semanas y que muestran un problema adicional para la oleaginosa: no solo habrá fuertísimas pérdidas en la cantidad cosechada, sino también en la calidad.



“Se cocinaron. Son grupos cortos. Venían bien hasta esta última ola de calor. La calidad está siendo muy mala: muchas vainas vanas, granos chuzos, granos verdes, arrugados”, advirtieron desde la GEA.

De allí que la preocupación entre los productores es doble: además de la pérdida económica por ni siquiera cubrir los costos debido a la magra cosecha, ante estos problemas de calidad, la mercadería tendrá fuertes descuentos comerciales.


Ante tal situación, la Bolsa rosarina asegura que hay muchas dudas a la hora de evaluar si vale la pena cosechar o no los lotes.

DERRUMBE HISTÓRICO
En general, en toda la zona núcleo, del informe de la GEA se desprende que la situación es dramática.

El rinde promedio se ubicaría en apenas 15 qq/ha, la cifra más baja en los registros de la entidad rosarina y probablemente una de las peores de la historia, sino la peor. Es un 63% menos que el rinde promedio regional.


Incluso los técnicos afirman que es muy difícil estimar a campo el rinde: “Se ven chauchas, pero hay gran cantidad de granos abortados y granos con bajo peso”.

Por ahora, para soja de primera el rinde estimado está en un rango que va de 10 a 25 qq/ha y para la de segunda, en uno que va de 5 a 15 qq/ha.

Pero eso es sobre las 3 millones de hectáreas que quedan en pie: en los últimos 15 días, tras otra ola de calor récord, la falta de agua y las altas temperaturas habrían dejado en el camino otras 600.000 hectáreas de soja de segunda.

Tal es así que hay muchos lotes donde ya directamente se están utilizando para alimentar vacas, ya que su bajo desarrollo impide pensar en la posibilidad de que lleguen a cosecha.

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PLANTAS MUERTAS
Desde Bragado y Alberti alertan que gran parte de la soja de segunda está fisiológicamente en su definición botánica de planta muerta: “No hay rendimiento, ni descendencia”.

Desde Cañada de Gómez completan: “Los productores que tengan el gasoil comprado y maquinarias propias cosecharán hasta sojas de 3 qq/ha. Pero en el caso de arrendatarios que tengan que contratar la labor, no levantarían esos lotes”.

De esta manera, los números finales de la zona núcleo son catastróficos: con un escenario normal de clima y la superficie sembrada, se podía esperar 19,7 millones de toneladas de soja en la región.

Sin lluvias y con continuas olas de calor, el pronóstico bajó a 10,4 millones a principios de febrero, a 6,5 millones a inicios de marzo y a 4,5 millones ahora.


“Lamentablemente, se repite la advertencia de dos semanas atrás respecto de que la situación todavía puede empeorar. Por el momento, se estima que la cosecha solo será el 23% de lo que se esperaba a principios del ciclo. Respecto al año pasado, que se consideraba la peor campaña desde 2008/09 con 13,5 millones de toneladas, el ciclo 2022/23 podría dejar el 70% de ese volumen de soja”, cierra el reporte.