La semana pasada, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca dio a conocer las cifras del stock bovino nacional al 31 de diciembre de 2021.


De acuerdo al último informe de Rosgan, según lo informado, se relevó un total de 53.416.435 cabezas, con una pequeña caída respecto a 2020 del 0,19%, lo que equivale a unos 101.099 animales menos en stock.

Respecto al informe al 31 de diciembre de 2020, los datos recolectados arrojan una reducción en la categoría vacas de las 216.000 cabezas, equivalente al 0,9%, al tiempo que se registró un incremento de 150.000 terneros/as (+1%), lo que mejoró en 1 punto la relación ternero/vaca, que cerró el 2021 en el 63,1%. En tanto, las vaquillonas registraron un aumento de 38.000 cabezas (+0,5%) mientras que, en las categorías de machos, se observó la disminución en unos 85.000 novillitos (-1,7%) y una recuperación de 65.000 novillos (+2,8%) y de 30.000 toritos (+10%).

Si bien estas cifras revelan un nuevo retroceso general en la cantidad de vacunos en stock, la caída resultó menos significativa que la registrada en los dos ciclos previos, cuando se perdieron casi 1,5 millones de cabezas de ganado entre 2019 y 2020.

Ahora bien, esta especie de "estabilidad" celebrada por el gobierno como resultado de las políticas implementadas, de ningún modo está resolviendo el escenario de escasez vigente, por el contrario, lo prolonga. No hemos crecido en stock, simplemente se ha reducido la caída que se venía registrando en años anteriores. Es decir, la escasez de hacienda disponible para engorde sigue vigente.

Si bien la cantidad total de terneros y terneras lograda en 2021 fue ligeramente mayor a la conseguida en 2020, pasando de 14,307 a 14,458 millones de cabezas, sigue siendo la menor de los últimos 5 años.

En 2021 la cantidad de animales enviados a faena totalizó unas 12.960 mil cabezas, 1,27 millones de animales menos que los faenados en 2020 marcando una caída cercana al 9% anual. En los primeros tres meses de este año, el nivel de faena sigue cayendo casi 2 puntos porcentuales respecto de igual período de 2021. Los datos de stock a inicios del ciclo, difícilmente nos permitan incrementar este año la tasa de extracción de animales sin generar un impacto aún más negativo sobre el futuro stock. En efecto, esta moderación de la caída en el stock nacional fue producto de una fuerte reducción en la tasa de extracción durante el ultimo año, es decir, la faena de animales se redujo al 24,2% del stock de animales disponibles a inicios del ciclo -stock final 2020- luego de registrar tasas del 25,3% y del 26,1% en los dos años previos, 2019 y 2020 respectivamente.

Si, a su vez, analizamos la producción lograda por cabeza, es decir, la cantidad de carne producida por animal en stock, la tendencia decreciente se repite.

El año pasado la producción total de carne cayó a 2.977 mil toneladas equivalente res con hueso, unas 186 mil toneladas menos que las logradas en 2020. Medido en términos de la cantidad de animales en stock a inicios del ciclo, equivaldría a unos 55,6 kg de carne equivalente res con hueso por cabeza, el menor coeficiente de producción de los últimos 4 años.

Si bien el peso medio logrado por res se ha visto incrementado en un 1,4% durante el último año, pasando de 226 a 230 kilos, según datos oficiales, la productividad del rodeo ha bajado en un 4,2% al entregar 2,5 kilos de carne menos por animal en stock.

Recordemos que el año pasado, producto del cepo aplicado a la exportación de carne, muchos novillos que estaban siendo engordados en los campos para su venta al exterior quedaron retenidos de manera forzada ganando kilos a pasto. Algo similar ha sucedido con categorías más jóvenes como novillitos y vaquillonas que, no pudiendo completar un engorde más intensivo -tradicionalmente a grano-, prolongaron su recría a campo ganando kilos a una menor velocidad de engorde.

Dos factores que claramente han generado un retraso en la aparición de la oferta el año pasado y que podrían morigerar la caída en producción este año, pero que de ningún modo resuelven la escasez de hacienda con la que deberemos convivir no solo este año sino también muy probablemente el siguiente.