Es una "gaucha" cordobesa que una vez se presentó a un concurso de mujeres asadoras, lo ganó y a partir de ahí le cambió la vida. También es acompañante terapéutica y forma parte de una escuela de equinoterapia. Es la nueva protagonista de ELLAS.


“Vengo de una familia de gauchos: mi papá, mi mamá y mis tíos eran asadores, alambradores, puesteros; mi abuelo tenía la pulpería del pueblo y siempre estuve entre parrillas, pero hasta hace unos años era ama de casa, madre a tiempo completo, hasta que me convocaron a un concurso y me cambió la vida”.

Así se presenta Alejandra Casas, con un inconfundible acento cordobés y una voz tierna y emocionada. Hoy tiene su emprendimiento como cocinera y forma parte de una escuela de equinoterapia y equitación.


Es oriunda de Villa del Totoral, pero vive en Jesús María, ambas localidades del norte cordobés. Y en su historia vinculada al campo resalta que es embajadora de “El mejor asado del mundo”, el sello turístico-gastronómico de la Municipalidad de Jesús María.

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Además ha participado y ganado en el concurso nacional de asadores, y también se dio el gusto junto con su madre, Cristina Pinto, de ganar en el marco del Festival de Folclore de Jesús María el primer campeonato de la empanada criolla.

Asar ha pasado a ser su sustento y como emprendedora ofrece costillares para fiestas y eventos. Madre de dos hijos, además es acompañante terapéutica, sueña con hacerle un asado a Messi y es la nueva protagonista de la serie de podcast ELLAS, en un capítulo en que relata incluso algunos “tips” para hacer un buen asado.

– ¿Cuál es tu historia vinculada al campo y la ruralidad?
– Vengo de una familia de gauchos. Nací en Villa del Totoral, que hoy es ciudad, pero hace más de 40 años (N. de R: está por cumplir 48) era un pueblo muy chico, donde teníamos una vida de campo. Mis padres, Cristina Pinto y Agustín Casas, más conocido como el “Gaucho Tinajo”, mis tíos, amansadores, alambradores, empleados rurales, trabajadores de estancia. Mi abuelo tenía la pulpería del pueblo. Vengo de ahí, de guitarreadas, mi abuelo cantaba y tocaba la guitarra. Me parece escucharlo cada vez que voy.

– ¿Cómo estaba conformada la familia?
– Por parte de mis abuelos paternos, tuvieron seis hijos varones y tres mujeres. Y por parte de mis abuelos maternos, seis mujeres y tres varones. ¡Un familión! Si bien yo soy apasionada de la cocina criolla, ellos eran muy buenos chacinadores. Hacían de todo. Cada carneada era un evento familiar muy particular.

– ¿Qué cosas de aquella época de niña te quedaron grabadas?
– Los mejores recuerdos que tengo de la infancia son con mis abuelos. El recuerdo de mi abuela que los domingos preparaba el pan casero después del almuerzo. Lo dejaba en el horno y también dejaba una pava de diez litros en la cocina a leña y con eso, cuando se levantaba de la siesta, nos preparaba el mate cocido con pan para la merienda. Eso es impagable. De mi abuelo, recuerdo que salíamos a vender el quesillo y los dulces caseros por las casas de los turistas en sulky. Es una linda historia que siempre cuento con orgullo.



– También sos acompañante terapéutica, ¿por qué esa carrera y qué hacés hoy a partir de esa profesión?
– Lo de acompañante surgió porque trabajo en una escuela de equinoterapia y equitación criolla: “Andares”. Cuando empecé a formar parte de este equipo, inicialmente conformado por 5 mujeres, sentí la necesidad estudiar algo que me de las herramientas para poder estar a la altura de la demanda que implica trabajar en una escuela de equinoterapia. Porque más allá del conocimiento básico que traigo de la cuna con el caballo, necesitaba otras herramientas para darle una mayor calidad de atención al paciente.

– ¿Qué significa para vos ese contacto con pacientes y caballos?
– Es mi cable a tierra, hace siete años que estoy en Andares, y te puedo asegurar que el caballo, que es la herramienta que usamos para hacer la terapia, tiene unos beneficios increíbles. Uno lo ve en los pacientes. Las dos veces por semana que voy me dan toda la energía que necesito para llevar a cabo toda una semana. Es donde yo me encuentro conmigo misma, me libero y me olvido del mundo.

– Es una buena oportunidad para recordar la necesidad que Argentina tenga una ley nacional de equinoterapia, para que muchas más personas puedan acceder, pero también para regular la actividad y que todo sea más seguro.
– Sí, por una pronta sanción de una ley de equinoterapia nacional.

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LA MEJOR ASADORA
– ¿De dónde viene el vinculo con la cocina en tu familia?
– La familia viene de las carneadas, el asado, y yo siempre ahí al lado, pero mi papá nunca me dio el poder que yo quería. Siempre bajo su supervisión en cuanto al toque de sabor de la comida. Pero es un excelente asador, lo mismo que todos mis tíos. Mi papá es mi referente para hacer asado. Hace de todo, asado con cuero, o costillares a dos fuegos, también en el horno de barro, yo crecí en ese contexto. Y mi papá también era el encargado de hacer los dulces en casa. Los días de verano después de hacer su siesta se sentaba en la sombra de una mora que teníamos y nos pedía que lo ayudáramos a cortar chiquito para después hacer el dulce casero. Y es algo que yo adopté para mí y en casa se consumen sólo mermeladas caseras.

– ¿Y tu madre?
– Ella trabajó toda la vida en casas de veraneo y era la cocinera más famosa del pueblo. Hacía asado cuando cumplían años sus patrones y su pan casero es único en el mundo. Yo todavía no aprendí a hacerlo como ella. El pan casero para la merienda es un gran recuerdo de nuestra infancia, porque hemos pasado tiempos difíciles, no se podía ir a la panadería todos los días. Nosotros juntábamos ramitas, prendíamos el horno y en una hora teníamos el pan listo.

– ¿Qué significa para vos prender el fuego?
– Muchas cosas. Lo primero que hay que decir es que yo incursioné en el mundo del asado, pero era un plan que no tenía en mi vida. A mi me llamaron en un momento muy particular de mi vida a participar de un certamen de mujeres asadoras y acepté, participé dos veces y salí campeona nacional.

– ¿Hasta entonces qué hacías?
– Era ama de casa. Tenía una vida armada en mi cabeza que hoy no existe. Nada que ver. Era mamá tiempo completo. Me ocupaba de mis hijos, pero después crecieron, surgió esto y todo cambió.

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– Volvamos entonces a qué significa el fuego para vos…
– Depende el estado de ánimo con el que esté. Los primeros tiempos, que participaba de competencias o tenía un evento me generaba muchos nervios. Después empecé a observar el fuego y me llevaba a mi niñez, la casa de mis abuelos, las juntadas familiares, eventos lindos. Y hoy por hoy, encender el fuego en Andares, para hacer tortilla y mate cocido, o para hacerle un asado a mi mamá, me genera una satisfacción tan grande, tan placentero, es como entregar un poquito de mi ser a la otra persona, me llena el alma.

– ¿La parrilla en V o los fierritos redondos?
– No tengo drama, pero si tengo que elegir, voy por los fierritos.

– ¿Tu corte preferido? ¿El que más te gusta hacer y comer?
– El corte típico de Jesús María, cuadril con papas fritas y huevo revuelto.

– Tips para asadores: ¿leña o carbón?
– ¡Carbón jamás! Yo uso el algarrobo, el fino para hacer costillares a la llama, y el quebracho blanco, más grande y que dura más. Siempre me gusta transmitir que se puede usar cualquier leña para hacer el fuego, pero de acuerdo a la leña que vayas a usar es el asado que vayas a hacer y cambia el sabor.

– ¿Recomendación podés para asar un vacío?
– Siempre los fierros calientes. Eso para cualquier corte que vayas a hacer. En cuando el vacío, primero que nada, yo le hago unos cortes, un marcado al cartílago, para que no se achicharre. Obvio que se pone siempre del lado ese. El vacío es un corte que te lleva, fácil, si lo querés sacar diez puntos, tres horas. A fuego lento, que no le falte brasa pero suave. Mucho fuego corona.

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– ¿Y al matambrito de carne vacuna? ¿Hay que hervirlo en leche antes para tiernizarlo?
– No. Es más fácil. Lo doblamos, con la grasita para adentro. La parte más gruesa la ponés del lado que tenés más fuego. Lo dorás de un lado, lo dorás del otro, lo abrís, le ponés un poco de jugo de limón, un ratito más y listo.

– ¿La entraña?
– Es un corte fácil para mí por como yo lo hago. Yo le saco la telita. Ojo que mi papá la deja, y le hace esos cortes como el que te dije recién del vacío para que no se achicharre. Es brasa, parrilla caliente, vuelta y vuelta, no más de 15 minutos.

– ¿La bondiola?
– Generalmente la hago al disco. Entera sobre un colchón de verduras, unas tres horas. Si la quiero fileteada le doy menos cocción y si no le doy más tiempo y se desmenuza con las manos.

– ¿Y un costillar?
– La clave está que siempre a la hora de dar vuelta el corte que todo el jugo esté arriba. Para que tenga un buen color o asado no tenés que apurarlo con mucho fuego de abajo, siempre acuérdense del fuego corona, fuego indirecto. Así te lleve un poco más de tiempo. Siempre digo, el arte del asado no es ciencia, es paciencia.

– Por último, en Jesús María junto a tu madre también ganaron el campeonato de la mejor empanada criolla. ¿Algún tip para eso?
– Soy muy generosa con la receta porque me gusta compartir. Esta fue una empanada de autor, mía, siempre hicimos las empanadas tradicionales, saladas y dulces. Mi mamá hace las dulces. Para ese campeonato hicimos las empanadas con un corte de marucha que tuvo una pre cocción de no más de 10 minutos en hiervas aromáticas como tomillo y romero. Cortamos la carne a cuchillo y la agregamos a una cebolla que se estaba cristalizando. Se cocinó, condimentamos con sal, pimienta, pimentón, le agregamos aceitunas, huevo duro y cebolla de verdeo, las armamos y las entregamos. Obvio con masa casera. Además, para este campeonato hicimos una salcita con una hierva aromática, la peperina, la que acá en Córdoba se usa mucho para el mate, e hicimos un aceite aromatizado con peperina, preparamos una salcita criolla con ese aceite. Ese fue el toque de distinción.

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– ¿Cómo te ha ido siendo mujer entre parrillas?
– La verdad que he sentido muy bien, los hombres me han tratado con muchísimo respeto. Y también sé que hay cada vez más mujeres parrilleras, pero muchas no se animan a mostrarlo. Pero están. Yo soy una asadora criolla, una apasionada por cocinar al fuego. Siempre que no sé pregunto. Soy una agradecida de los hombres que se han acercado y me han tratado bien, porque no es un mundo fácil.

FUERA DEL SURCO
– ¿Cómo despejás tu cabeza? ¿Hay otra actividad que no sea tu trabajo para lograrlo?
– Cuando tengo una semana cargada de actividades y trabajo, busco tener mis momentos de pausa y me gusta el bordado. También salgo a andar en bicicleta, pero lo que más me resetea es ir al pueblo y compartir con mi gente, mis tíos, mis primos, tomarme un buen fernet. Por supuesto, también, lo que te dije, mi cable a tierra es Andares y la equinoterapia.

– ¿Música? ¿Qué escuchás?
– Yo soy fan. Amo el chamamé. Pero tengo dos cantantes que no hacen chamamé o hacen muy poco pero tienen dos temas que siempre uso para resetearme, para cambiar la cabeza. Uno es del Indio Lucio Rojas, me gusta porque sus letras hablan siempre del amor por su tierra, la gente, su cultura, el entorno, no olvidarse de dónde venimos. El tema que más me gusta de él es “Vale la pena”. Y el otro es uno de La Sole, “Sigo siendo yo”.

– ¿Series? ¿Películas? ¿Qué elegís?
– Amo las películas infantiles en el cine. ¿Una? Spirit.

– ¿Algún lugar que te gustaría conocer?
– Yo sueño con conocer el mar. Pero un país que me gustaría conocer es Francia. Tengo curiosidad por su gastronomía. Yo sueño con prender un fuego y hacer un costillar al pie de la torre Eiffel.

– Bueno, en algún momento, cuando Messi todavía jugaba en el Paris Saint Germain, en Francia, soñabas con hacerle un asado a él. ¿Seguís con esa idea?
– Jamás voy a renunciar a ese sueño. Claro que sí.

– ¿Alguna mujer que haya sido o sea tu modelo o inspiración?
– La madre Teresa de Calcuta, mi madre y mis abuelas.

– Como cierre de esta charla siempre pregunto por una frase de cabecera o como una visión de vida
– Te decía que en mi cabeza tenía diseñada una vida y la vida me llevó por otro lado. Y soy muy afortunada que me rodeo de gente positiva, que me demuestra su cariño. Gente que te da buena energía. Hay algo que me lo mandó una persona muy querida para mí, y me mandó algo que escribió y me siento muy identificada:
De los errores siempre salen lecciones;
De las adversidades siempre surgen oportunidades;
De los dolores siempre se aprende qué caminos no se deben volver a recorrer.

MUJERES EN CAMPAÑA
“ELLAS” es una serie de podcasts realizados por Infocampo con mujeres de campo que inspiran por su historia emprendedora, y que cuenta con el acompañamiento de “Mujeres en Campaña”, una iniciativa de New Holland Agriculture que ya tiene un camino recorrido y embajadoras de distintos lugares del país.

La Iniciativa Mujeres en Campaña (MEC) surgió cuando comenzamos a notar que existen muchas mujeres involucradas en el campo con grandes capacidades y que todas teníamos algo en común: la necesidad de compartir experiencias vinculadas al campo y al trabajo rural, nuestro principal objetivo es visibilizar el rol de la mujer rural en cualquiera de sus tareas sea como cliente o como una referente para el sector”, señaló Roxana López, referente de Marketing New Holland Argentina.

Desde “Mujeres en Campaña” desarrollaron el concepto de “embajadoras” que permite conocer un poco más de cada una en su rubro y, a su vez, difundir cómo trabajan y cómo se sienten.

El objetivo de este maridaje entre ELLAS y Mujeres en Campaña es llegar a mujeres de distintas edades y distintas zonas geográficas. “Nos enorgullece cuando un padre nos comenta que le recomendó a su hija inscribirse en nuestra plataforma para capacitarse y realizar algún curso de los que ofrecemos”, agregó López.

Desde la plataforma de MEC, se puede acceder a capacitaciones, foros, talleres, entrevistas y contenido de interés, además, cuenta con una Feria de Emprendedoras para dar a conocer los proyectos que lideran las seguidoras.