La Dirección General de Aduanas constató que las acreditaciones bancarias de la empresa exportadora no guardaban relación con su actividad comercial. “Estas maniobras resultan graves en un contexto de escasez de divisas”, plantearon.


Este viernes la Aduana resolvió no dar curso a una exportación a los Estados Unidos de 60.180 kg de miel, valuada en u$s 140.000 por múltiples irregularidades detectadas en la operatoria de las empresas vinculadas.

Se trata de mercadería que ahora quedó interdicta y “sin derecho a uso y traslado”, que comprende 197 tambores con miel natural de abejas que se encontraban en el Depósito Fiscal Censer, en la Ciudad de Buenos Aires.


En ese marco, la Aduana denunció ante la Justicia en lo Penal-Económico a la empresa exportadora, la proveedora y el auxiliar de comercio exterior. El organismo que dirige Guillermo Michel pretende aplicar una multa mínima de $99.719.739.

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¿Cómo se dio inicio a la investigación? La empresa exportadora declaró haber comprado la miel en cuestión por cerca de $13,5 millones, pero la Aduana constató que las acreditaciones bancarias de la firma exportadora no guardan relación con su actividad comercial.

Por eso, el foco está puesto en torno a la trazabilidad de la mercadería.


Luego, la empresa proveedora de la mercancía tiene un perfil aún más dudoso: no pudo demostrar haber adquirido la miel, ni insumos relacionados con su producción.

“Tampoco tiene empleados en relación de dependencia, ni posee maquinaria agrícola ni establecimientos rurales a su nombre, ni pudo exhibir facturas de alquiler relacionadas con ello. De hecho, ni siquiera tiene bienes registrables a su nombre”, alertaron desde Aduana.

Según el organismo el primer antecedente de venta de miel de la empresa data de octubre del año pasado. Por esa razón, se considera que la firma proveedora “no tiene una capacidad económica y financiera que le permita justificar su desarrollo comercial”.


¿UN PROBLEMA DE FONDO?
Entre los investigadores señalan que toda esta operatoria responde a un perfil que la Aduana observa en forma recurrente con relación a las exportaciones de productos primarios, y consiste en adquirir la mercadería en efectivo, en negro, y luego exportarla a través de empresas fantasma para después finalmente no ingresar las divisas al país.

“En ese sentido, toda la actividad detrás de la pretendida exportación de miel permitía presumir que los dólares de la operación tampoco serían liquidados”, explicaron.

Entre los funcionarios de control entienden también que el delito es aún más grave dado el contexto de escasez de divisas actual. “En definitiva, son maniobras de especulación financiera, realizadas generalmente por sujetos sin relación con la producción agropecuaria genuina, que utilizan las exportaciones de productos primarios como pantalla”, expresaron.