Nació en Carrilobo (Córdoba) y junto a su madre y sus dos hermanas están al frente de un tambo casi centenario. Recientemente, innovaron con una "formaggería". En una nueva entrega de ELLAS, cuenta su pasión por el mundo de los quesos.


En Carrilobo, una pequeña localidad del este provincial, el tambo Escálugiu data de 1927. Desde ese entonces elaboran quesos y ya van por la cuarta generación.

“Consideramos al queso como uno de los alimentos más grandiosos, por sus propiedades nutritivas, por los sabores diversos que nos ofrece y porque es un alimento que a nosotros nos une con aquellas personas que celebran lo genuino y original”, aseguran desde la empresa.Pero eso también tiñó la vida de Candela Brunetto, una de las continuadoras actuales de la firma. Ella, junto a sus dos hermanas y su mamá, están al frente del tambo y sumaron en los últimos años una “Formaggeria” en el centro de la Ciudad de Córdoba.

Allí, la “Formaggeria Di Brunetto” ofrece la mejor combinación de una historia rica en tradición y cuidado de los animales.Después de una larga carrera en multinacionales de la agroindustria, Candela decidió regresar a sus raíces. Ya convertida en ingeniera agrónoma, viajó a Italia para perfeccionarse en el mundo del queso.

Durante su capacitación en Europa, Candela importó más que recetas: trajo consigo una estrategia de negocio transformadora ya que observó allí el valor más desarrollado que en la Argentina en relación a las “denominaciones de origen”.

Tras el fallecimiento de su padre, el liderazgo del establecimiento pasó a manos de este equipo de mujeres. Su madre, de la tercera generación, asumió la producción primaria, mientras que las tres hermanas aportaron un capital intelectual único: Candela es ingeniera agrónoma, una de sus hermanas es veterinaria y la otra es médica.“Como siempre decimos, de aquí no entra leche y sale leche, sino que entran semillas, y salen quesos. Y cada queso tiene su historia”, explica Candela.