En Córdoba, el INTA llegó a detectar un 60% de incidencia. A nivel nacional, la superficie sembrada cayó en casi un 50%
En la producción de legumbres, el síndrome de amarillamiento del garbanzo (SAG) es una de las principales problemáticas sanitarias que afectan al cultivo. De acuerdo a un relevamiento del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), esta problemática es responsable de pérdidas de hasta el 40% en el área sembrada.
El SAG es una anomalía del cultivo del garbanzo, que se caracteriza por la presencia de clorosis, disminución en el crecimiento de la planta y, en los casos más severos, pérdidas en el stand de plantas.
A nivel mundial, el garbanzo es la tercera leguminosa más consumida, por detrás del poroto común y la arveja. En Argentina, es una de las legumbres de menor producción y consumo y se vuelca mayormente a la exportación.
A partir de 2018, se registró una fuerte disminución en todo el país del área sembrada con garbanzo. Según estadísticas oficiales, en las últimas cuatro ca,pañas el área implantada pasó de 151.574 hectáreas a 85.690 hectáreas.
“Si bien esta situación se debe a diferentes causas, los problemas sanitarios como el SAG, juegan un papel muy importante”, remarcaron desde el organismo”.
ZONAS AFECTADAS
Los estudios de diagnóstico de agentes causales por parte del INTA empezaron en 2018, a partir de la presencia de la enfermedad en las zonas de cultivo de Salta y Tucumán. En ese mismo año, se detectó una problemática similar en el norte de Córdoba, con incidencias en el lote de hasta 60% en esa provincia.
A partir de 2021, se empezó a desarrollar una red de ensayos del cultivo para diagnosticar los agentes bióticos vinculados al SAG.
Durante las últimas dos campañas, en las provincias que forman parte del Chaco semiárido, como norte de Córdoba, Santiago del Estero y Salta, se detectaron lotes con diferentes niveles de afección. “Algunos con baja presencia de la enfermedad, con incidencia entre el 1 y 5 %, lotes con presencia media -incidencia del 5 al 10 %- y otros muy afectados, hasta el 40%” afirmó Bruno Pugliese, becario doctoral INTA-CONICET.