El gran músico descubrió este rincón de Córdoba a fines de los años 30. Allí, en Cerro Colorado, levantó Agua Esconcida, la única casa que tuvo en su vida. Hoy es la sede de la Fundación Atahualpa Yupanqui.


A 160 kilómetros al norte de la ciudad de Córdoba y a 900 de Buenos Aires está el lugar en el mundo que eligió Yupanqui. Donde levantó una choza de piedra y paja y que con los años se transformó en la única casa que tuvo en su vida, en la ladera del Cerro Colorado, en una de las vueltas del río Los Tártagos.

En 1987, cinco años antes de su muerte, allí, a unos cinco kilómetros del pueblo de Cerro Colorado, creó la Fundación que lleva su nombre, con el objetivo de proteger el patrimonio cultural argentino y latinoamericano. Tras su partida, Roberto “Kolla” Chavero y sus hijos tomaron la antorcha de esta misión.

“Cuando los turistas descubren este lugar, comprenden por qué Yupanqui escribía y componía como lo hacía”, cuenta hoy su hijo, el presidente de la Fundación, quien asegura que la vigencia de su padre radica en lo genuino de su palabra. “Muchos buscan las palabras sabias que ayudan a orientarse en momentos de crisis personales o sociales. Y así llegan al Tata”, reflexiona.