A nivel interno, la industria forestal atraviesa una fuerte retracción, producto del freno en la obra pública y la falta de planes de vivienda. En las exportaciones el panorama es complejo, con una inflación que erosionó la competitividad del dólar


La cadena de valor de la industria forestal advirtió por una fuerte caída en sus índices de producción y comercialización en todos sus eslabones.

Con un escenario complejo a nivel doméstico y una retracción en el mercado externo, producto de la inflación y la pérdida de competitividad del dólar, los industriales manifestaron que la industria redujo su ritmo de actividad y no descartaron la posibilidad de “despidos masivos” en las fábricas.

Desde la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (Faima) remarcaron que este escenario negativo se originó a partir de la suspensión de la obra pública y nuevos planes de vivienda y el freno que existe para posibilitar la conclusión de obras en curso.

“Esta caída se suma a una dinámica sectorial negativa que comenzó a mediados del 2023 y se ha acentuado a comienzos del presente”, explicó Román Queiroz, presidente de la entidad.

Esta problemática se extiende a lo largo de todo el sector y en el caso de la primera o segunda transformación de la madera, señalaron que el nivel de actividad en los aserraderos proveedores del mercado interno cayó un 40% en los últimos dos meses.
UNA INDUSTRIA GOLPEADA
Otro eslabón afectado fue el de fabricación de tableros contrachapados, estrechamente vinculado a la industria de la construcción. En este caso, los datos oficiales mostraron que su nivel de trabajo cayó un 21,7% interanual en enero.

“Combinado con la reducción o suspensión de proyectos de obra pública, ha provocado una disminución de hasta el 45% en la producción, llegando al 60% en sectores especializados”, detalló el directivo.

En la misma línea, al analizar la evolución productiva del sector de carpintería en obra y construcción con madera, se puede observar una caída del 25% en enero 2024 comparado con el mismo mes del año anterior.

En cuanto al sector mueblero, desde Faima estimaron que la demanda interna fue golpeada por la caída en el poder adquisitivo del salario y la ausencia de financiación para impulsar el consumo. De este modo, la producción de muebles cayó un 24,6% interanual en enero.

“El aumento de los costos de producción y la apertura comercial han agravado la crisis, poniendo en riesgo la viabilidad económica de las empresas y amenazando la generación de empleo de un sector que da trabajo a 30.000 empleos directos y unos 15.000 en forma indirecta”, sostuvo Queiroz.

En este contexto, el mercado externo también se vio afectado y más allá de recuperar competitividad en sus despachos, las exportaciones se ven afectadas por el ritmo inflacionario y el atraso en el tipo de cambio.

EL IMPACTO DE LAS IMPORTACIONES
El sector reclamó acerca de los incrementos observados en la importación de muebles durante el pasado mes de enero. En este punto, argumentaron que algunas partidas arancelarias aumentaron hasta un 191% en el último año.

Esta situación -sumada a la caída de la demanda- se traduce en plantas con reducciones en las jornadas laborales, adelanto de vacaciones, suspensiones y “la posibilidad inminente de despidos masivos en las empresas locales”, según alertaron desde Faima.

“En cuanto a la operatoria de nuestras empresas, seguimos con el mismo problema para importar insumos para seguir trabajando, a pesar de la implementación del nuevo Sistema Estadístico de Importaciones (SEDI). En pocas palabras a las pymes les cuesta mucho conseguir divisas“, concluyeron.