La falta de lluvias en el centro-oeste del área agrícola argentina obligó a la Bolsa de Cereales de Buenos Aires a reducir otra vez las perspectivas de siembra para ambos cereales.


Las fuertes lluvias que ocurrieron a fines de mayo, con registros que sorprendieron hasta a los más optimistas, habían reactivado el ánimo en el sector agrícola, al punto de que habían permitido recuperar 700.000 hectáreas de trigo que iban camino a quedar sin sembrarse, de acuerdo con la Bolsa de Comercio de Rosario.

Sin embargo, hay zonas en las que los cereales de invierno también son importantes, pero donde las precipitaciones no llegaron y siguieron sin aparecer en los últimos días, por lo que las proyecciones han vuelto a entrar en un tobogán.


La semana pasada, la Bolsa de Cereales de Buenos Aires redujo en 200.000 hectáreas su estimación de siembra de trigo 2023/24, y este jueves volvió a achicar su pronóstico, en otras 100.000 hectáreas.

De no mediar nuevos ajustes, la superficie estimada para este cultivo se ubica ahora en 6 millones de hectáreas, lo que implica un ajuste del 5% o 300.000 hectáreas en apenas 15 días, frente al cálculo inicial de 6,3 millones.


EL TRIGO, CON VIENTO EN CONTRA
“Este ajuste se debe principalmente a la escasez de humedad para cumplir con los planes de siembra sobre el centro oeste de la región agrícola, donde la ventana de siembra se encuentra avanzada”, reportó la entidad porteña.

En concreto, no se podrán cumplir con los planes de siembra originales en el sur de Córdoba, el norte de La Pampa y el oeste de Buenos Aires.


TAMBIÉN LA CEBADA
En una similar situación se encuentra la cebada: en el norte de La Pampa y oeste de Buenos Aires, la Bolsa porteña estima ahora 55.000 hectáreas menos que la campaña previa, “producto de que no hubo lluvias que pudieran revertir la situación de los perfiles”.

Esto afecto la proyección de superficie nacional, que ahora se ubica en 1,25 millones de hectáreas, 50.000 menos que el ciclo pasado, cuando fueron 1,3 millones.

“Sobre el oeste del área agrícola las escasas precipitaciones ocurridas durante todo el otoño redujeron las proyecciones de área para los cultivos de fina, tanto trigo como cebada”, insistió la entidad.

Lo bueno para la cebada es que el grueso de su producción se concentra en el sur de Buenos Aires, donde las labores avanzan a buen ritmo y con buenas perspectivas, “dado que las condiciones de humedad en la en el perfil son adecuadas en la gran mayoría de los casos”, agregó la Bolsa.