Forma parte de una empresa familiar con larga trayectoria en los servicios aéreos para el campo. “Ser piloto es mi vida, mi elección de vida”, afirma.


Abigail Slaboch, es santafesina de San Cristóbal, tiene 19 años y es la primera piloto con hipoacusia del país en obtener la Licencia de Piloto Privado de Avión (PPA), con habilitación VFR (Visual Flight Rules, o Reglas de Vuelo Visual).

Y tiene relación con el agro: trabaja en la empresa de sus padres, que se dedica a prestar servicios para el campo, como siembra y pulverización aérea.


Según la historia que compartió la Federación Argentina de Cámaras Agroaéreas (Fearca), la pasión de Abigail por la aviación tiene una explicación genealógica: sus abuelos paternos, Carlos Luis -que fue piloto de avión y uno de los fundadores del Aero Club San Cristóbal- y María Marta se fueron de luna de miel en un Piper PA 11.


Luego, su padre, Osvaldo, continuó con el legado: posee la licencia de Piloto Aeroaplicador (trabaja desde hace años como tal) y, además, encabeza la empresa familiar que lleva su apellido –de la que también forma parte su madre, Mary- y, su tío Luis (hermano de su padre), también sabe lo que es comandar una aeronave.

Como se mencionó, la empresa familiar está dedicada a brindar distintos servicios a productores, como la siembra aérea y terrestre, la aeroaplicación y el control de incendios.

“Desde que tengo uso de razón, convivo con el mundo aeronáutico. Ya desde muy chiquita, mi papá me llevaba a volar. Y en este ambiente fui creciendo, volando y volando”, contó Abigail y dijo que siempre quiso ser piloto.



“Cuando tenía 15 años quise realizar el curso de piloto de planeador pero, luego, no se dio. Hasta que el 16 de noviembre de 2019, con 16 años, comencé a realizar el curso de Piloto Privado de Avión en el Aeroclub Sunchales”, agregó.

Sus palabras transmiten su pasión: “Ser piloto es mi vida, mi elección de vida. Volar siempre es mi mejor momento del día, me da mucha tranquilidad, me divierte. Son muchas sensaciones en el cuerpo”.



Respecto de ser una mujer piloto, Abigail relató: “Aunque no debería, la diferencia existe. Ser mujer y piloto no es muy común. El vuelo es, mayormente, una práctica de hombres. Para la sociedad fue una novedad, si bien existen hoy en día muchos derechos que se respetan para el género femenino. El ser joven, mujer y piloto movió muchas estanterías”.

En similar sentido, enfatizó: “La actividad ha cambiado mucho en el sentido de igualdad, así que como piloto mujer animo a las demás a que no se queden con las ganas de volar. Hay un mundo nuevo por descubrir, que se acerquen a algún aeroclub que siempre hay gente dispuesta a ayudar, guiar y compartir momentos, experiencias de vuelo, mates y más”.