Una de las primeras medidas que se espera de Lula da Silva es que ratifique el acuerdo con los países de la Unión Europea. También deberá mediar en tensiones que existen en el ámbito del Mercosur


La asunción de Luiz Inácio Lula da Silva como presidente de Brasil genera expectativas en relación al rumbo que tomara la política agropecuaria del vecino país. Las decisiones que tome su gestión en este sentido pueden tener una amplia repercusión en todo el ámbito del Mercosur.

El flamante mandatario ya dio su primera señal y nombró como ministro de Agricultura a Carlos Fávaro, un ingeniero agrónomo que se desempañaba como senador del Partido Social Democrático (PSD) por el estado de Mato Grosso.


Previamente, fue gobernador de este estado entre 2015 y 2018 y ocupó cargos en Aprosoja entre 2010 y 2014.

Las primeras declaraciones del nuevo titular de la cartera agropecuaria permiten empezar a visualizar cual será uno de los ejes de la gestión de Lula da Silva.

“Brasil tendrá la producción agrícola más sostenible del mundo”, dijo en declaraciones periodísticas posteriores a la asunción presidencial.




EL ACUERDO CON LA UNIÓN EUROPEA
En diálogo con Infocampo, el director de Fundación INAI (Instituto para las Negociaciones Agrícolas Internacionales), Nelson Illescas, analizó cuales podrían ser los primeros pasos de Brasil en materia de políticas agropecuarias.

“Se espera que Lula ratifique el acuerdo con la Unión Europea (UE), es un tema complejo porque no solo depende de Brasil sino también de Europa”, señaló. En este punto, consideró que sería un paso importante porque les abre la posibilidad de negociar otros acuerdos y reforzar la relación con los estados miembros de la Asociación Europea de Libre Comercio, conformada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza.

Más allá de este escenario, el directivo consideró que se deben resolver cuestiones internas del Mercosur, como el caso de Uruguay, que busca avanzar en una negociación bilateral con China y además busca integrarse al Acuerdo Transpacífico. El tratado, que entró en vigencia en 2006, incluye a Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam.

“Hay que ver cómo Brasil logra manejar esas tensiones”, señaló. Con respecto al impacto que estas decisiones puedan tener en Argentina, señaló que puede ser beneficioso para el agro. “Necesitamos más mercados y apertura para engrosar exportaciones”, remarcó.

Illescas señaló que la cuestión ambiental será un tema prioritario en la agenda de políticas agroindustriales en Brasil. “Habrá que seguir de cerca el tema deforestación que está planteando la Unión Europea”, puntualizó. Y agregó: “Esta idea de avanzar en compra de productos libres de deforestaciones tiene impacto en commodites como soja, café, carnes, que son productos relevantes en el Mercosur”.