El impacto del estrés climático de las últimas campañas siguió elevando los riesgos de resistencia a ciertas enfermedades de trigo, cebada y soja.


Bajo el escenario actual de una importantísima falta de precipitaciones provocadas por La Niña, así como también lo que implica este escenario de ausencia de precisiones sobre el posible momento de recomposición del clima, se complejiza el manejo de ciertas decisiones técnicas, como fecha de siembra, la estrategia de fertilización o la planificación estimada de escenario sanitario de los cultivos.

La sequía y la necesidad de defender los rindes, a veces, provoca equivocaciones. Al respecto, un grupo de fitopatólogos está alertando que la cara oculta de la seca puede significar el desconocimiento de un problema grave sucedido a partir de la recomposición de las lluvias y la premura por el control de las enfermedades aumentando, así, los riesgos de resistencias a diferentes principios activos.
Entre las principales enfermedades están bajo observación por futuros problemas de resistencia están:

En cebada, mancha en red y Ramularia;
En trigo, la mancha amarilla y roya amarilla;
En soja, tizón púrpura, mancha marrón y mancha anillada.
Colletotrichum y Phomopsis son otros dos patógenos que podrían amplificarse como resistentes en el futuro.

¿QUÉ DICEN LOS FITOPATÓLOGOS?
Los expertos, encabezados por el reconocido investigador de la Facultad de Agronomía (UBA) Marcelo Carmona, establecieron un decálogo para considerar aspectos fundamentales del manejo de las resistencias.

En los últimos años, productores y técnicos perciben cada vez más las ineficiencias de control de enfermedades fúngicas.
Las aplicaciones tardías o sin criterio técnico y la falta de implementación de un programa de Manejo Integrado de Enfermedades (MIE), surgen como las principales causas de la caída en la eficiencia de control.
La resistencia de los fitopatógenos a fungicidas ya se confirmó en varios cultivos y puede tornarse aún más grave en los próximos años.
Numerosas aplicaciones se realizan en forma tardía cuando la presión de inóculo es demasiado alta, dado por fallas en el diagnóstico, falta de criterio técnico y de uso de umbrales al momento de tomar las decisiones.
La salida de la sequía no puede impedir, en muchas ocasiones, que no se respeten las dosis de marbete, tampoco que se roten los mecanismos de acción ni se incluyen fungicidas multisitio.
Productores y técnicos recurren habitualmente a mezclas de triazoles y estrobilurinas, basándose en la disponibilidad local, la logística, la planificación y el costo de oportunidad.
La sequía ocultó la dimensión de los problemas de resistencia, por lo que todavía no se visualiza el impacto presente y futuro de los últimos reportes de resistencia a fungicidas.
Tácticas anti-resistencia: difusión y capacitación sobre la situación y peligro de los patógenos resistentes, uso de variedades resistentes/tolerantes, rotación de cultivos, uso de semilla sana o tratada eficientemente, uso de prácticas y moléculas, uso y aplicación de productos complementarios (control biológico, bioestimulantes, fosfitos, etc.).
Los especialistas coincidieron en que la amenaza de la resistencia seguirá incrementándose en los próximos años.
Asimismo, es fundamental prolongar la vida útil de las actuales moléculas aún eficientes y de las que próximamente saldrán al mercado.
FUNGICIDAS
Desde UPL, ante este problema emergente, sugirieron el uso de dos fungicidas eficaces para el control de enfermedades.

De esta forma, la compañía india cuenta con “Rancona Trío”, para el manejo integral de patógenos de suelo y semilla. Se trata de un fungicida triple mezcla, sistémico, de contacto y de amplio espectro para los cultivos de trigo, cebada, soja y maní.

Mientras que “GoldLeaf”, una triple mezcla, sistémico, de contacto y con acción multisitio, es ideal para el control de patógenos resistentes de trigo, cebada y soja, como mancha Amarilla, mancha en red, roya amarilla y anaranjada y tizón púrpura.