Así lo determinó la Fundación FADA, en una nueva actualización de su “changómetro”. “En 2017, con $1.000 comprábamos 4 potes de helado, hoy ninguno”, comparó como un ejemplo.


Luego de que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) diera a conocer la inflación de noviembre, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) difundió una nueva edición de su “changómetro”, en este caso con una suerte de especial navideño.

En concreto, FADA analizó el precio de una cena familiar para las fiestas, y determinó que cuesta 10 veces más que hace cinco años, como consecuencia de la espiral inflacionaria que se ha ido agrandando cada vez más con el paso de los años.
“Analizamos una cena bien argenta: un asadito, ensalada, gaseosa, un heladito de postre, un brindis y algunos productos dulces. Esta celebración típica en cualquier hogar argentino en 2017 costaba $ 630, en 2021 costó $ 3.240 y hoy sale $ 6.030. En cinco años, nuestra cena cuesta 10 veces lo que costaba”, resumió David Miazzo, Economista Jefe FADA.


También metaforizó que la mesa dulce post cena tiene un gustito amargo: por la inflación, con los mismos $ 1.000 de 2017, hoy se compran 24 postres menos de maní; y también 14 pan dulces, 59 garrapiñadas y 52 turrones menos.

“Lo mismo sucede con el postre, que tiene sabor a poco: en 2017, con $1.000 podíamos comprar cuatro potes de helado, hoy no nos alcanza para ninguno”, prosiguió Miazzo.


LA INFLACIÓN EN ARGENTINA
El motivo de esta situación es que el 2022 se encamina para cerrar con una inflación por encima del 90%, mientras que para 2023 el piso esperado es del 100%.

“Lo preocupante es que no hay indicadores que nos hagan pensar que vaya a bajar la inflación, al menos de manera consistente. La cantidad de pesos que hay en la economía sólo crece, por lo que su valor sólo puede caer. El tipo de cambio oficial viene creciendo los últimos tres meses a un promedio del 6,2%, por lo que le pone un piso a la suba de precios de productos que se exportan o importan”, continuó el economista

“Los salarios vienen muy golpeados, han perdido el 22,5% del poder de compra desde diciembre de 2017. Esto significa que si una persona podía comprar cuatro kilos de algún producto, en promedio hoy sólo puede comprar tres con su salario. Esto sucede porque es muy difícil que los salarios se puedan mantener al ritmo de los precios en una economía que no crece y tiene niveles de inflación altos”, explicó Miazzo.



A esto se suma que es de esperar una suba de tarifas, por la necesidad de reducir los subsidios. “El gobierno acordó con las petroleras limitar la suba de los combustibles a un 4% mensual los próximos 3 meses, por un lado, le pone un piso del 4% a la suba de precios; pero también genera que las subas en los combustibles deban ser mayores a partir de marzo. Además, está la duda sobre si podrá seguir postergando una devaluación del tipo de cambio oficial, el salto cambiario tarde o temprano tendrá su impacto en los precios”, añadió la economista Nicole Pisani Claro.

EJEMPLOS EN PRODUCTOS
Para seguir con los ejemplos navideños, Miazzo mencionó la situación en el brindis: “la inflación también afectó ese momento: en 2017 comprábamos 18 botellas de sidra ($ 56); hoy compramos una ($ 710). Son 17 sidras menos, que equivalen a 68 brindis que perdimos”, analizó.

Uno de los alimentos más consumidos es el Pan Dulce y sucede algo similar: en 2017, con un precio de $ 64, se podían comprar 15; hoy vale $ 680; es decir, que con $ 1.000 solo se puede comprar uno.

“Comparando la mesa dulce, con $1.000 en diciembre 2017, comprábamos 56 turrones de maní ($17,60), hoy sólo 4 ($210), son 52 turrones menos. Con la garrapiñada sucede algo similar: comprábamos 64 paquetes ($15,50), hoy compramos 5 ($180), perdimos 59 paquetes. En postres de maní comprábamos 26 ($38) y ahora sólo 2 ($360), perdimos 24 en el camino”, amplió.