Los dos países que se enfrentan hoy en la Copa del Mundo de Qatar son los mayores productores del cereal en este lado del Planeta. Un problema: La Niña hincha por el país oceánico.


A las 16 de este sábado 3 de diciembre, Argentina se paralizará para vivir el partido por octavos de final en el Mundial de Qatar, en el que se enfrentará a Australia.

Se trata de un enfrentamiento que tiene antecedentes importantes en lo deportivo, como el repechaje para clasificar al Mundial de Estados Unidos 1994, pero también tiene un capítulo muy relevante en el agro: son los dos mayores productores y exportadores de trigo del Hemisferio Sur.
Esta suerte de “rivalidad comercial” se potenció en los últimos años, sobre todo entre 2017 y 2019, cuando Australia, como consecuencia de fuertes sequías, redujo su cosecha a entre 15 y 20 millones de toneladas, cuando lo usual es que produzca más de 30 millones anuales.
Ese “bache”, fue cubierto por Argentina, que en esos años, pasó de producciones que apenas superaban los 12 o 13 millones, hasta orillar las 20 millones y marcar un récord por encima de esa barrera, el año pasado.

En ese período, el aumento del saldo exportable argentino provocó que el país hiciera algunos “goles comerciales” en zonas tradicionalmente abastecidas por Australia por su cercanía geográfica: el sudeste asiático.

Como se mencionó, son los dos únicos países que tienen una amplia disponibilidad de trigo para ofrecerle al mundo en una época en que la oferta global escasea, ya que los grandes productores del Hemisferio Norte, como Estados Unidos, Canadá, la Unión Europea, China o India, están en “contra estación”.

Una Niña que hincha por Australia
Sin embargo, la mala noticia que ojalá no sea un presagio para el partido de fútbol, es que este año Australia va camino a golear a Argentina en materia productiva.

La Niña, como es normal, cuando desfavorece a nuestro país con sequías, ayuda con lluvias abundantes a esa nación, y así se refleja en un pronóstico productivo que supera las 40 millones de toneladas allí, una cifra histórica, cuando a nivel local se prevé un derrumbe productivo que implicará solo 12 millones, casi la mitad que el año pasado.