El presidente del INTA, Mariano Garmendia, participó del taller Fontagro que se realizó en Mendoza. Y habló del riego como uno de los desafíos a mejorar en Argentina, en el marco del cambio climático.


En la ciudad de Mendoza, se realizó el XVII Taller de Seguimiento Técnico Anual de Fontagro, con el fin de analizar los avances de proyectos vinculados con ganadería, lechería, suelos, cultivos, AgTech e innovación en la agricultura familiar.
Participaron alrededor de 100 investigadores y representantes de 21 países y 191 organizaciones de Latinoamérica, el Caribe y España.

En ese marco, Infocampo dialogó con el presidente del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), Mariano Garmendia, quien habló sobre el rol que cumple el INTA dentro de Fontagro y los desafíos que enfrenta Argentina en el marco del cambio climático.

– ¿Cuál es el rol que cumple el INTA dentro de Fontagro?

– Fontagro es una herramienta financiera, que permite financiar proyectos productivos. Iniciativas de mejoramiento científico tecnológico vinculadas a la producción se van financiando y estructurando; salen del ámbito nacional y se estructuran con otros países de la región. En resumen, es un fondo que ayuda a concretar proyectos.

– ¿Por qué Mendoza fue sede?

– Porque hay proyectos de Mendoza y tener una usina de pensamiento aquí, y es importante tener la posibilidad de que los investigadores tomen contacto con los productores, con todas las autoridades y con técnicos de otros países. Esta es la primera reunión de Fontagro presencial después de la pandemia.

– ¿Cómo se articula Fontagro con INTA?

– Fontagro tiene con consejo directivo y un directorio. Como INTA formamos parte del consejo y del directorio. Carlos Parera, mendocino y director General del INTA, es vicepresidente del directorio internacional de Fontagro. Allí se discuten cuáles son las políticas de financiamiento para los programas. Argentina constituyó el fondo inicial y va generando intereses que se retroalimentan.

– ¿Qué tipo de proyectos acceden al financiamiento?

Van cambiando criterios porque va cambiando el mundo. En su mayoría son proyectos de innovación y que involucren a más de un país. Generalmente son tres o cuatro países y a veces más. Se llama anualmente a concurso de proyectos en una determinada línea. Se presentan, se evalúan y se financian. Son siempre proyectos de innovación de los institutos de investigación.

– Cambio climático y biodiversidad fueron algunos de los ejes más debatidos. ¿En qué está trabajando el INTA al respecto?

– El cambio climático nos interpela a todos. Tenemos sequía con inundaciones y tenemos programas para la revalorización de nuestro banco de germoplasma. El INTA concentra el 94% de las especies productivas. Tenemos el resguardo, pero hay que aumentar las posibilidades de conservación. Trabajamos con invitro y en vivo, esto último significa que son plantas de distintas especies que están en el campo. Hoy la necesidad de contar con banco de germoplasma activo que aporten características de resiliencia al cambio climático es fundamental.

– ¿Se refiere a la innovación genética?

– Hay que tener genética que pueda ir aprovechando las ventanas de trabajo. Eso vinculado al cambio de práctica que tenemos que tener al nivel previo. Acá en Mendoza, por ejemplo, el agua es estratégica, pero los productores siguen regando por manto o surcos: eso es ineficiencia y no estamos en condiciones de darnos ese lujo. Entonces hay que aplicar prácticas que ya están convalidadas por el mundo para mejorar las capacidades, acompañado con inversión del sector público que ayude en materia de infraestructura.

– ¿Un desafío, entonces, es mejorar la irrigación?

– Argentina lidera varios proyectos en Fontagro y tenemos tecnología de punta, pero también tenemos mucho para mejorar. De las seis millones de hectáreas agrícolas para regar, solo regamos dos y no lo hacemos muy bien. Tenemos que tener más conciencia de la herramienta que tenemos. Hay que poner más trabajo para que impacte más en el sector productivo. Hay mucha disparidad en los productos. Tenemos, por ejemplo, productores vitivinícolas de primera línea y otros que usan prácticas quedadas que podrían mejorar y con poco tendrían un impacto muy positivo en sus producciones. Hay cosas que tienen que ver con el manejo y la capacitación.

– ¿Qué proyectos financiados por Fontagro hoy impactan en Argentina?

– Ganadería sustentable, la lucha contra el HLB en cítricos ya que somos el segundo exportador mundial de fruta fresca, y los proyectos vinculados a la lechería sustentable son de alto impacto. En Mendoza se destaca también el sistema de alerta para el tizón tardío de la papa.